domingo, 8 de noviembre de 2009

El sabor de las lágrimas

Me gusta el sabor de las lágrimas, con esa mezcla precisa entre miedo y aceptación. Yo no las juzgo por querer salir de mí, al contrario... es lo que deseo, porque si se quieren ir significa que no pertenecen aquí, conmigo. No son mías, son prestadas. Un refugio temporal para bañar el dolor, a veces la alegría...o una mezcla de ambos. Pero cuando han cumplido su misión, como todo en nuestra vida, se van. Me gusta el sabor de las lágrimas porque ellas son la respuesta perfecta a todo, porque aún si trata de felicidad o de nostalgia puedo contar con ellas. Y por improbable que parezca, una buena dosis puede llegar a sanar.