

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.  
Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.  
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,  




tranquilo, yo te salvaré


Me gusta el sabor de las lágrimas, con esa mezcla precisa entre miedo y aceptación. Yo no las juzgo por querer salir de mí, al contrario... es lo que deseo,  porque si se quieren ir significa que no pertenecen aquí, conmigo.  No son mías, son prestadas. Un refugio temporal para bañar el dolor, a veces la alegría...o una mezcla de ambos.  Pero cuando han cumplido su misión, como todo en nuestra vida, se van. Me gusta el sabor de las lágrimas porque ellas son la respuesta perfecta a todo, porque aún si trata de felicidad  o de nostalgia puedo contar con ellas. Y por improbable que parezca, una buena dosis  puede llegar a sanar.